Exposición
Doralice S.
Metí en la cabeza: “Un día seré armadora, un día trabajaré en la estiba”. Cuando se dio el anuncio del concurso, me inscribí y le pedí a mi jefe que me indicara. Fuimos a hablar con el director y me contestó: “No se aceptan mujeres”. ¿Por qué no? Enséñame donde está la cláusula que dice eso. Yo tengo todos los requisitos. Voy a luchar por mis derechos”. Me tocó el hombro y me dijo: “Ven, morena. Si estudias, va a ser admitida”. Aprobé. En la prueba física, estábamos unos 70 hombres y yo la única mujer. También aprobé.