Exposición
Marília P.
Recibí una invitación laboral para cenar y me puse a pensar: “¡Que raro! ¿Una reunión en una cena?”. Le pregunté a una persona que trabajaba conmigo: “¿Hay algún problema con eso?”. “¡No! ¡Nada que ver! ¡Anda, ve!”. Cuando llegué, era un tipo que quería saber por qué yo tenía tanta dificultad en tener orgasmos, a punto de abrir una empresa. A partir de ese momento, fui aprendiendo a establecer los límites de lo que es acoso y lo que es un legítimo interés sobre algo.